LAS FORMAS DEL DINERO: UNA HISTORIA DE VALOR
- Adriana Rivera
- 23 nov 2020
- 2 Min. de lectura
El Museo Arqueológico Nacional alberga la historia de la moneda en una exposición llena de valor, prestigio e usos que este material tenía en la antigüedad
Con el paso de los años, las formas de pago y el valor del dinero fueron cambiando hasta llegar a nuestros días, donde algo tan simple como un trozo de metal o de papel se ha convertido en un elemento esencial en la sociedad para poder sobrevivir.
Antes de que apareciese lo que a día de hoy se conoce como dinero – monedas y billetes –, el método de pago se hacía a través del trueque. Es decir, cambiar un

objeto o alimento que se tenía en abundancia, como arroz, café o tabaco, por otro.
Pero esto suponía un problema, pues no se sabía el valor exacto de cada mercancía ni cuál valía más que otra. De esa forma nació el dinero.
La moneda fue la primera forma de dinero en nacer, por lo que se considera la más universal. Surgió en Lidia (actual Turquía) y en China a finales del siglo VII a.C para pagar a los ejércitos, funcionarios y obras públicas. Las primeras emisiones, y hasta el siglo XVI, las monedas se fabricaban por el método de acuñación a martillo en el que tienen lugar varios procesos como el tratamiento y la depuración de metal, la fabricación de los cospeles (piezas metálicas lisas preparadas para grabar el anverso y el reverso en la acuñación de monedas) y la comprobación de los pesos.

Con la llegada de la Edad Moderna la forma de fabricar monedas da un giro, facilitando el trabajo gracias a la introducción de la acuñación mecánica.

Esta técnica no solo permitía fabricar las monedas a mayor velocidad, sino que reducía el riesgo de falsificación, un aspecto importante que incluso a día de hoy sigue intentando frenarse.
Con una larga trayectoria histórica a sus espaldas, el dinero, y especialmente la moneda, se ha convertido en un símbolo de riqueza y poder que refleja, de manera indirecta, la cultura y sistema de un país gracias a los grabados de instituciones, monumentos o personajes públicos propios. Pero como bien hemos dicho, cada moneda detrás de su fabricación tiene un lenguaje. Alguien las mandó fabricar en un determinado tiempo y lugar que a través de los elementos que las integran podemos reconocer.
Algo tan simple y básico como era un trozo de metal tiene su historia, valor e interpretación propia.

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